miércoles, 15 de diciembre de 2010

Porque sí.


Hace unos años mi mundo entero se derrumbó. Primero dejé de sentir el suelo bajo mis pies, después las paredes empezaron a tambalearse y los ladrillos, uno a uno, empezaron a caer a un suelo que ya no existía y para colmo, lo que quedaba de techo pendía de un hilo finísimo. A partir de ahí fui encadenando un fracaso con otro.

Harta de tanto fracaso, con los escombros que quedaron de mi mundo levanté un refugio, y cuando estuvo terminado cerré le puerta y colgué el cartel de "no molestar"y me vestí con mi armadura y mi cota de maya contra la desdicha, que diría Sabina.

Pero llegaste tú, y todo cambió. No sé cómo lo hiciste, pero abriste la cerradura sin forzarla, me convenciste para quitarme tan pesada armadura y después compraste todo lo necesario para construir un refugio sobre fuertes cimientos donde cupiésemos los dos.

Una vez me dijiste que te gustaría ser el caballero andante, el héroe que me salvara. Ya lo hiciste; me salvaste de mis demonios. Gracias.

Así que por todo eso y por mucho más, este post va para ti, porque te amo, porque quiero envejecer a tu lado, cuidarte y verte sonreír.

Te quiero.

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